Pocos eventos son tan devastadores como la muerte de un esposo o esposa.
Las emociones no son buenas ni malas, tienen capacidad de ayudarnos a crecer y afrontar la pérdida.
Pocos eventos son tan devastadores como la muerte de un esposo o esposa.
Las emociones no son buenas ni malas, tienen capacidad de ayudarnos a crecer y afrontar la pérdida.