¿Por qué nos entristece la muerte de un famoso?

El fallecimiento de un personaje público o famoso, no solo se lamenta y entristece, incluso se puede llegar a  transitar ciclos de duelo de la misma manera que si se tratase de un amigo o pariente cercano.

Este es el caso de Lady Di, Michael Jackson, el Chucho Benítez, Efraín Ruales y en la última semana, Mathew Perry  o Chandler Bing, reconocido por la icónica serie Friends.

No los conocemos personalmente, pero en cierta parte parece que sí. Nos hacen reír, llorar y emocionarnos. Los famosos suelen ser personas con las que se crea un vínculo emocional, aunque sea lejano y por los que podemos desarrollar verdadera empatía.

Hay ocasiones en las que leer grandes dedicatorias en Instagram o ver videos en Tik Tok de personas que también están tristes por su muerte, genera que nuestra conmoción y tristeza sea más intensa.

¿Esto es normal?

Esta sensación de percibir el sufrimiento de una figura pública como si fuera el nuestro, es muy común.

En primer lugar depende de qué tan fuerte sea el vínculo emocional y la situación de la persona que falleció. Además, nos puede llegar a causar conmoción que una persona que se ha desarrollado en ese mundo inalcanzable de mansiones, yates y fiestas pueda sufrir como los demás.

Por otro lado, hay personas que con la muerte de un ídolo reviven la muerte de un ser querido y el duelo que se pensaba superado, o que quizá nunca se llegó a elaborar.

El tabú de la muerte

El temor a la muerte también vulnera nuestro estado de ánimo. Vivimos en una sociedad que rinde culto a la vida, a la juventud y al placer. Intentamos, en lo posible, suprimir los temas relacionados con la muerte y el luto, pretendiendo que la vida es infinita.

No queremos enfrentarnos a esa realidad. No por ahora. Por eso cuando fallece un famoso es, a fin de cuentas, una preparación que nos enseña lo que todos sabemos, pero queremos evitar: que la vida simplemente no es infinita y que debemos tratar de ser mejores personas para dejar huella en quienes más amamos.