Cuando el ser madre duele
Día de la madre con los brazos vacíos…
No todos los abrazos llegan en mayo.
No todas las flores se reciben.
Y no todas las madres sienten ganas de celebrar.
Hay mujeres que viven el Día de la Madre con los brazos vacíos y el alma llena de ausencias. Madres que perdieron a sus hijos demasiado pronto, cuando aún había tanto por decir, tanto por vivir, tanto por soñar. Para ellas, esta fecha no trae alegría ni festejo, sino una nostalgia que pesa, que duele, que quema por dentro.
Algunas de ellas perdieron a un hijo pequeño, y el recuerdo de la cuna vacía, los juguetes sin dueño o la ropa doblada en silencio se convierte en un golpe diario. Es un duelo que a veces pasa desapercibido para el mundo, pero que en el corazón de una madre es eterno.
Otras enfrentan la ausencia de un hijo adulto. Y en ese camino se suman nuevos duelos: ver cómo otros rehacen su vida, cómo los nietos crecen lejos, cómo los recuerdos van perdiendo lugar en las conversaciones cotidianas. A veces, hasta parece que el mundo lo olvidara. Pero una madre no olvida.
El Día de la Madre, entonces, puede convertirse en una fecha cargada de contradicciones. Porque el amor sigue intacto, pero la presencia física ya no está. Porque el corazón quiere recordar, pero también necesita recuperarse. Porque cada gesto, cada memoria, cada fotografía, duele… pero también abraza.
A esas madres que aman en silencio, que lloran en secreto, que extrañan todos los días, este día también les pertenece. Merecen un espacio donde el amor no se mida por la presencia, sino por la profundidad. Donde puedan encender una vela, escribir una carta, decir un nombre en voz alta… y sentirse acompañadas.
No hay una forma correcta de vivir este día. Algunas se permiten llorar. Otras se recogen en silencio. Algunas visitan el cementerio. Otras abrazan recuerdos. Y todas, absolutamente todas, siguen siendo madres. Aunque el mundo no lo vea, aunque la mesa esté incompleta, aunque los brazos estén vacíos.
El amor de una madre trasciende la vida, y aunque la ausencia duela, el recuerdo también puede transformar.
Porque el amor nunca muere, solo cambia.
Y porque creemos en el poder del recuerdo, le extendemos una invitación muy especial:
Este domingo 11 de mayo a las 11h00, los esperamos junto a sus familias en nuestro evento campal gratuito por el Día de la Madre en Jardines de Esperanza de Guayaquil y Milagro. Tendremos una misa conmemorativa, el lanzamiento de globos, mariachis y un espacio íntimo para escribir nuestras «Cartas al cielo», esas palabras que nuestro corazón aún necesita decir.
Un día para honrar el amor eterno. Un día para recordar con el alma.