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Mi madre, mi súper heroína

 Mi madre, mi súper heroína

Si hay algo que viene en conjunto con la maternidad es la fuerza y el coraje para convertirnos en auténticas heroínas, ya sea en el mundo mágico de nuestros hijos o en la vida real, si es necesario.

 

Este es precisamente el ejemplo de Lydia Angyiou, quien se enfrentó contra un oso polar de más de 300 kilos en Canadá, para salvar a su hijo de 7 años. Aunque recibió algunos golpes lo sorprendente es el valor que tuvo de enfrentarse al animal salvaje para proteger a su hijo.

 

El testimonio de Helen Mason es parecido. Su familia y ella se encontraban en una zona boscosa, mientras su hijo jugaba un tronco de 250 kilos se desplomó y cayó sobre su pierna. En lugar de pedir ayuda, ella mismo levantó el tronco y llevó a su hijo en brazos hasta encontrar a una persona que los auxiliara.

 

Esta conexión entre los músculos y el cerebro tiene un nombre especial: fuerza histérica. Según la ciencia, es un fenómeno complicado de estudiar y analizar considerando que solo sucede en casos específicos de vida o muerte.

 

Es precisamente este poder sobre humano el que nos proporciona la maternidad. Por increíble y exagerado que suene, únicamente el amor nos da esa fuerza, porque no es cualquier amor sino un amor que cala en el alma.

 

El amor de mamá, mi heroína

 

El amor de mamá no tiene desconexión posible. Su trabajo no respeta horarios, no entiende de enfermedades o estados de ánimo, no recibe remuneración, no ofrece días de descanso, ni vacaciones.

 

Y muy a pesar de lo cansado, abrumador, estresante y/o agotador que resulte, mamá no renunciaría jamás a esta labor. Porque la acción de dar vida no termina en el vientre, dar vida es también cuidar y educar con amor. Y lo más hermoso y gratificante para una madre es darle a su hijo una familia en la que se sienta protegido.

 

Una curiosa pero maravillosa contradicción es que aunque la maternidad nos hace más fuertes, nuestros hijos siempre serán nuestra gran debilidad porque es precisamente esa sensibilidad lo que nos permite acercarnos a ellos para ofrecerles una mejor crianza.

 

La maternidad representa el curso intensivo de amar a nuestro prójimo más que a nosotros mismos.